QUÉ HACER: UN ACUERDO AMPLIO PARA EL PROGRESO
Los resultados que ofrecieron las urnas del 26-J abren tres
posibilidades: 1).- Investidura de Rajoy apoyada por PP, Ciudadanos, PNV y CC, que
necesita para ser viable la acción u omisión abstencionista del PSOE
para completarse. 2).-Investidura de Pedro Sánchez apoyada por PSOE y
Unidos-Podemos, además del voto favorable o la abstención de Ciudadanos
y/o los grupos catalanes y vasco. 3).- Convocatoria de nuevas elecciones que sólo
apuntamos pero no consideramos una solución deseable, ya que probablemente
fortalecería la posición del PP, consolidando su mayoría.
La alternativa que planteamos para salir de la situación que
asola a gran parte de la ciudadanía, tras largos años de crisis, deterioro
y corrupción de las instituciones, es un Gobierno para el Progreso,
producto de uno o varios acuerdos.
Sin embargo, la dificultad que observamos para esta solución
es que las dos opciones políticas llamadas a ser los actores principales de
esta alternativa, PSOE y U-P, parecen no ser conscientes de la importancia y la
necesidad del cambio. Ambos siguen instalados en las acusaciones y las
manifestaciones estériles de una campaña electoral que ya ha pasado, negándose
a asumir la realidad de la situación.
Ningún mensaje ilusionante de futuro. Ninguna hoja de ruta
nítida. Su discurso se limita a la reiteración de los errores cometidos en el
reciente pasado, prolongando una sobreactuación que prioriza y escenifica lo
que les separa, impidiéndoles reconstruir puentes para avanzar, alcanzar puntos
de encuentro y converger en un programa
común.
La exasperante ausencia de autocrítica en ambas formaciones
con respecto a los pésimos resultados cosechados, así como ante la abstención
del electorado de izquierda provocada por sus erróneas estrategias políticas,
no debería distraernos del momento presente, en el que hay que tomar decisiones
que no pueden esperar más.
El PSOE, si de verdad quiere ser una opción de progreso, no
puede seguir apoyándose en un discurso anodino, lleno de clichés y ambigüedades,
que no resulta creíble y que poco a poco va minando su propia imagen y su
percepción como alternativa real. En una coyuntura política que le obliga a
compartir espacio y propuestas con la formación morada, proyectar una
estrategia a la defensiva contra su rival ideológico y no contra la
derecha es un craso error.
Tampoco Podemos debe persistir en su intento de fagocitar y
anular a quién pretenda discutirle la posición de partido hegemónico en ese
lado del arco ideológico. Hasta ahora sólo le ha servido para frenar y debilitar
su ascendente irrupción, a la vez que para llevar al hastío a un importante
número de sus votantes . Sus líderes y militantes tienen que comprender que tras la negociación
frustrada de la anterior legislatura ahora es el tiempo de la sensatez y
la flexibilidad que proporciona la táctica política, el paso a paso en vez del “sorpasso”.
A una ciudadanía que sufre las secuelas y turbulencias
diarias de una profunda crisis que alcanza todos los planos, hay que
proporcionarle una alternativa segura, viable y solvente ante sus problemas
reales, con equipos competentes que conciten credibilidad y rigor.
Conviene analizar en
profundidad lo que se ha hecho mal, sin temor a reconocer los propios errores.
Pero simultáneamente debe iniciarse un proceso de acercamiento de las fuerzas
progresistas de la izquierda que permita vislumbrar que hay salida por este
lado del arco ideológico. Todo ello sin olvidar que
Ciudadanos puede contribuir a ampliar esa nueva mayoría en los apartados
relacionados con la regeneración.
Y con un objetivo compartido: la derrota de las políticas económicas y autoritarias que están
empujando a una acelerada pérdida de derechos y de calidad de vida en nuestro
sistema democrático, que envían a la marginalidad y a la pobreza a amplias
capas de la sociedad, especialmente a las clases
medias empobrecidas y a los sectores sociales más débiles, y a
la pérdida, por parte de la juventud
de la esperanza en un horizonte mejor.
Revertir esta situación no es fácil pero se hace imprescindible y urgente.
En este sentido,
resulta lamentable que en ninguno de los contactos mantenidos a iniciativa del
PP, el Presidente del Gobierno en
funciones haya planteado la formación de
mesas o comisiones de trabajo para abordar propuestas que propicien los síes a
su investidura. Tan solo se ha limitado a la entrega de medio centenar de folios
lleno de generalidades y simplezas.
No es mucho mejor lo que sucede con Ciudadanos. Parece
renunciar al papel de derecha moderna que le debería corresponder para
homologarse a la europea, con aspiración de desplazar y
sustituir a un PP que implementa políticas de involución y que
no acaba siquiera de romper definitivamente con
el pasado histórico de la dictadura franquista.
De otra, la formación que lidera Iglesias debe olvidarse de
la prepotencia y arrogancia de la que hizo gala con demasiado derroche en el
malogrado semestre pasado y que obligó a la repetición de elecciones. Tiene que
apostar con lealtad por una nueva praxis política, tender puentes y rectificar los
errores cometidos para hacer posible una convergencia de progreso.
Y el PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, tiene que vencer
la enorme presión interna que ejercen sus poderes fácticos quienes no cesan de apostar por situarse en la
oposición a Rajoy no sin antes inscribir en su hoja de servicio la prestación
abstencionista a su investidura.
Según se aprecia en el transcurso de las últimas horas,
Pedro Sánchez parece haber captado que su supervivencia política pasa por
constituir un gobierno de progreso. En este caso, su interés particular
coincide con el interés general de la ciudadanía
progresista. Y bajo este
escenario se hace necesaria una solución “a la portuguesa” firmando acuerdos
que posibiliten su investidura con la formación de un gobierno estable.
A la vista de la situación que actualmente se percibe, las
espadas siguen en alto y las salidas abiertas.
El modelo parlamentario español se basa en un sistema de
mayorías. La Constitución no obliga a que sea el partido más votado el que
inicie los encuentros para obtener los apoyos que necesita; ni al resto a
avalarlo, parcial o totalmente.
A este respecto, las cifras que resultaron de las últimas
elecciones sitúan al PP en una posición difícil para lograr la investidura de
Rajoy. A ello se sumarían los problemas de gobernabilidad que surgirían en caso
de lograrlo. Un Gobierno en minoría del PP, o coaligado con Ciudadanos, tendría
una más que dudosa viabilidad, pues estaría enfrentado a una amplia mayoría parlamentaria que desnaturalizaría
sus iniciativas, incluyendo los presupuestos del Estado.
Todo ello sin olvidar el aislamiento y la desconfianza que
genera la figura de Mariano Rajoy, al que todos los días asolan nuevos
escándalos de todo tipo y condición. En este sentido, aquel que se acerque,
apoyando o absteniéndose ante su investidura, debe saber bien que más pronto que tarde quedará manchado como
cómplice o aliado de cuanto le rodea.
España necesita con urgencia una profunda e intensa
regeneración de su vida política. Y para eso no sólo se necesitan nuevas leyes;
también más educación, más cultura, más ética, una mayor defensa de valores
nobles y solidarios, así como la restitución de los derechos perdidos. Para
ello es imprescindible, por razones de salubridad democrática, que el PP no
siga controlando todas las instituciones del Estado.
Al cierre de este texto nos preocupa enormemente que comience
la nueva legislatura sin haber aprendido la lección del fracaso del periodo
anterior. La presentación por cada grupo parlamentario de una candidatura
distinta a la presidencia del Congreso muestra
la carencia de una estrategia de negociación para superar la investidura
y llegar a formar un Gobierno de Progreso.
Posicionamiento de FORO 26-J.
Los integrantes de Foro 26-J llamamos a las fuerzas sociales
y políticas de progreso para que
desplieguen todos los esfuerzos que sean necesarios para impedir que,
por una equívoca comprensión de lo que significa la gobernabilidad, se consagre
la impunidad política de la corrupción.
Asimismo, pedimos con la misma contundencia que se tiendan
puentes donde el diálogo, la capacidad y la flexibilidad en la negociación
permitan la recuperación de la ética y
de los valores democráticos, así como para poner en marcha otro modelo
económico dirigido por un honesto y solvente Gobierno de progreso que impulse
la regeneración política y ponga fin a la desigualdad, a la precariedad laboral, a la alarmante emigración de nuestros
jóvenes y a la exclusión social.
La izquierda parlamentaria de una vez por todas debe unir
sus fuerzas y ofrecer una alternativa real con amplios
acuerdos. Es necesario establecer un compromiso claro con la ciudadanía y sus
necesidades que se anteponga a los intereses propios.
En esta legislatura, levantar la bandera de una mayoría de
progreso para la regeneración política y social se hace inaplazable, de lo
contrario la ciudadanía seguirá, en un goteo continuo, alejándose de la
política y de las cuestiones sociales, preguntándose su sector más exasperado ¿para
qué sirve la democracia?
QUÉ HACER: UN ACUERDO AMPLIO PARA EL PROGRESO
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmiedo a la democrcia no pero por supuesto todo con sentido comun....y todos sabemos sumar y pensar, aunque es mas facil para algunos tragarse ideas sin rumiarlas.
Eliminar¿el PSOE no mostró arrogancia pretendiendo un gobierno monocolor con solo el 22% del voto?
ResponderEliminar¿por qué este manifiesto no pide cierta proporcionalidad en la composición del gobierno?
¿en qué país una coalición cuando los formantes están separados por un 1% de voto un partido se queda con todo el gobierno?
Creemos que el texto deja claro. que ambas formaciones tienen una parte de culpa importante en la desunión y el fracaso que supone que no haya gobierno de cambio. Puedes escribir al respecto si quieres y publicaremos tu aportación.
EliminarSaludos
Foro26J