EXIJAMOS LA RENUNCIA DE RAJOY Y UN GOBIERNO DE PROGRESO

La situación de deterioro que alcanza la vida política de nuestro país se supera cada día que pasa.

El estado del Partido Popular que preside Mariano Rajoy es cada hora más insostenible. Por cada minuto que transcurre,  la corrupción se hace más patente, insoportable y asfixiante.

España no puede seguir presidida por un Gobierno en funciones sostenido por un partido, el PP, calificado en sumario judicial como organización criminal. Un partido que viene utilizando las instituciones para espurios intereses particulares ajenos al interés general de la ciudadanía. Un partido que tiene encausados a todos sus tesoreros, que ha roto el principio de igualdad en la financiación de las campañas electorales, y que ha remunerado con dinero negro a sus dirigentes, empezando por el actual Presidente en funciones. Un partido cuya sede se ha restaurado con dinero procedente de cobros ilegales y en la que se han destruido discos duros para ocultar pruebas.

España no puede seguir siendo dirigida por un Gobierno en funciones con un presidente que desde que a finales del año 2011 comenzó a ejercer sus funciones en el ejecutivo, lo hizo en contraposición a lo prometido en su campaña electoral, trasladando a la ciudadanía con desigual carga el peso de la salida de la crisis, desmantelando lo público y propiciando el provecho particular de unos pocos.

El continuismo de políticas económicas que nos empobrecen, como  el reconocimiento de que el Estado da ya por perdidos, que sepamos, 26.300 millones en ayudas públicas a la banca; el desequilibrio actual que presentan las cuentas públicas, consecuencia de una bajada preelectoral de impuestos;  una reforma laboral que ha roto la negociación colectiva e introducido nuevas modalidades de contratos temporales asociados a salarios de miseria, que ha mermado enormemente los ingresos provenientes de las cotizaciones a la Seguridad Social; una deuda pública soberana que supera el 100% del PIB, hecho que no se alcanzaba en nuestro país desde finales del siglo XIX. Todo ello es legado del Gobierno presidido por Mariano Rajoy.

Por si no fuera bastante, el Gobierno en funciones, en un ejercicio de contorsionismo sin precedentes, se niega a ser fiscalizado en su labor por los legítimos representantes de la soberanía, rompiendo con el principio de separación de poderes y hurtándonos a todos la garantía del control parlamentario al Gobierno que la Constitución mandata sin diferenciar que esté o no en funciones.

Por todo ello, exigimos que Mariano Rajoy, ni se presente ni se postule como candidato a Presidente del gobierno o de hacerlo sea obligado a marcharse  por la fuerza de los hechos de un acuerdo regenerador que le aparte del gobierno a él y a su partido.

Porque la desconfianza que todo ello provoca en  la ciudadanía, que observa hacia todos los poderes del Estado y hacia los líderes y partidos políticos, se acrecienta por segundos, afectando gravemente  a la credibilidad del conjunto de las instituciones democráticas.

No en vano han sucedido dos comicios electorales y las direcciones de las opciones electas han sido incapaces de entender los mensajes lanzados por el cuerpo de votantes. Este hecho actúa sobremanera en ese malestar existente, encadenado con los diecisiete meses de campaña electoral ininterrumpida protagonizado por los mismos actores. Asimismo, las formaciones políticas con representación parlamentaria empiezan a resentirse gravemente de este electrificante escenario con alto voltaje de peligrosidad que hace saltar alarmas, enfrentamientos, crisis y conflictos internos por doquier. A la dificultad de la emergencia económica y social, se le superpone pues la emergencia política.

En este contexto, con sobredosis de carencia de discursos y de cultura de pacto, es inútil pensar que la realización de unas terceras elecciones pueda servir para desatascar la situación, porque ya no hay nada nuevo que decir y ofrecer a un cuerpo electoral con vocación, cada día que pasa, más abstencionista, porque está hastiado, agotado y saturado. La ilusión y la esperanza que hace tan solo diez meses acumulaba la ciudadanía se han desvanecido y empieza a revertirse contra los actuales liderazgos, con grandes brotes de indignación que abarca a todo lo existente.

En este ambiente de desazón, es igualmente imposible que el primer partido que hasta ahora ha salido de las urnas, el PP, gobierne mientras tenga carácter de minoría mayoritaria, puesto que no goza de consenso alguno más allá de sus filas, ni entre las restantes opciones ni entre la ciudadanía,  por sus políticas impuestas con su apisonadora absolutista y porque se encuentra estructuralmente deslegitimado como consecuencia de la corrupción. En estas condiciones, no debiera seguir congelando en el presente el actual estado de cosas como si nada acaeciera, en tanto cada acción, omisión, huida u ocultación gubernamental nos llevan a nuevas ofensas y quebrantos.

Los líderes políticos acumulan ya demasiados  despropósitos. El contexto de bloqueo, junto a la entrada en vía judicial decisoria de los procedimientos que se siguen contra el saqueo de lo público, lleva además a que en este periodo la política se haga, se informe y se dicte desde los tribunales de justicia, y los recursos y prescripciones se convierten para la ciudadanía en un show perverso que destila exasperación e impotencia, cuando no la lectura de la impunidad.

Para acabar con esta tremenda espiral, ha llegado el instante de volver a introducir la política con mayúscula, en su amplio sentido real de nobleza, ética y servicio al interés general.

Es urgente la formación de  inmediato de un  Gobierno de Progreso, tal como venimos reclamando desde Foro 26J, no partidista constituido por personas decentes, cualificadas y solventes para la negociación y la resolución de conflictos que lleve a cabo un programa de regeneración y transformación que tenga en cuenta asimismo la solución al grave problema de la articulación del mapa territorial, para que día a día vaya ganándose el apoyo de las Cámaras, recogiendo y tomando decisiones sobre lo mucho que está contenido en los programas electorales de las distintas fuerzas políticas que une a la mayoría, para a mitad de legislatura pasar el examen de someterse a una moción de confianza.

Para llegar de inmediato a esta meta idónea no hacen falta nuevos intentos de aproximación ni más conversaciones con resultados frustrantes e interminables  exposiciones mediáticas, tan solo una declaración de voluntad política para emprender esa imprescindible hoja de ruta.

Consideramos que la ciudadanía lo agradecerá y se reconciliará con la política.

A esa misma ciudadanía le pedimos que reclame en voz alta lo que demandamos desde estas líneas, por todos los medios a su alcance movilizándose y saliendo a la calle durante la primera quincena de octubre  para que los partidos entiendan que solo sobrevivirán quienes escuchen el llamado, y que quien se aferre a proseguir en sus argumentarios, tan huecos como estériles, será devorado por sus propios demonios internos, y eliminado por la ciudadanía.

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2 comentarios:

  1. Las encuestas publicadas hoy confirman que la ciudadanía reclama una alternativa de gobierno que los resultados del 26J permiten: Psoe, Podemos,nacionalistas sin Bildu.
    El referéndum consultivo previsto en el artículo 92 de la Constitución es la clave para avanzar en ese acuerdo.

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  2. Las encuestas publicadas hoy confirman que la ciudadanía reclama una alternativa de gobierno que los resultados del 26J permiten: Psoe, Podemos,nacionalistas sin Bildu.
    El referéndum consultivo previsto en el artículo 92 de la Constitución es la clave para avanzar en ese acuerdo.

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