ANTE UNA IZQUIERDA SIN RUMBO. URGE SU RECONSTRUCCIÓN


ANTE UNA IZQUIERDA SIN RUMBO. URGE SU RECONSTRUCCION

FORO 26-J nació con la pretensión de promover la construcción de un acuerdo entre las izquierdas y contribuir a la formación de un Gobierno  de Progreso. Con este fin, ha venido impulsando el debate político para que no se repitiera el frustrante proceso de negociación que sucedió a las elecciones generales del 20D de 2015.

En este sentido, reconocemos el fracaso. Sin embargo, ello no impedirá a quienes lo formamos proseguir con nuestros objetivos iniciales, proporcionando soluciones de progreso a una sociedad, hoy políticamente desarmada, que espera una gestión de lo público desde la ética, la transparencia y la justicia social.

Perseguimos la reconstrucción de la izquierda y las fuerzas de cambio, que hoy contemplamos sumidas en una auténtica orfandad, faltas de liderazgos y carentes de instrumentos políticos adecuados para la transformación.

Recordemos brevemente la secuencia de hechos que lamentablemente nos han conducido hasta aquí:

Desde su llegada a la Moncloa en noviembre de 2011, el PP ha ido implementando medidas históricas de retroceso en derechos y libertades, empleando el rodillo asfixiante de la mayoría absoluta que consiguió en ambas Cámaras. Con él se han impuesto, sin diálogo alguno, políticas austericidas en lo económico, reaccionarias en el campo ideológico y manipuladoras en el terreno informativo.

El origen de esta irrupción involutiva fue propiciado y favorecido por el desgaste y los errores cometidos por el PSOE, gobernante en las dos anteriores legislaturas.  Por no elegir una salida progresista y social a una crisis económica auspiciada por la liberalización salvaje de los mercados financieros, que encontró particular caldo de cultivo y virulencia destructiva en nuestro país a causa de las burbujas inmobiliarias.

Una amplia movilización transversal ciudadana se desplegó el 15M del 2011 y fue generando en la sociedad civil una idea de resistencia basada en nuevas fórmulas organizativas y de expresión política de la protesta, incorporando a la acción, junto a plataformas anti desahucios, mareas blancas, verdes y moradas, a nuevas generaciones de jóvenes y a lo más ilustrado de la sociedad, con el objetivo de no perder lo conquistado a lo largo de décadas de avances.

Uniendo la necesidad de la participación política y la ocupación democrática de las instituciones con la presión social sectorial en las calles y plazas, la ciudadanía apostó por una alternativa de cambio frente a un modelo que se mostraba agotado, y esto quedó reflejado en la voluntad expresada en la cita electoral del 20D que puso fin al bipartidismo imperante desde el inicio de nuestra actual etapa democrática.

A partir de dicha fecha electoral, las fuerzas políticas “regeneracionistas” comenzaron a derrochar las sinergias creadas sin saber gestionar el resultado obtenido, a pesar de ser destinatarias de gran parte del voto depositado que ansiaba el cambio. Las urnas del 26J de 2016 han mostrado el corolario de esta actitud: el pesimismo, la resignación y la impotencia, se han instalado nuevamente en nuestra ciudadanía de progreso. Asimismo, la insensibilidad de gran parte de la actual representación política, que debió propiciar ese cambio y no ha estado a la altura de las circunstancias y de las expectativas creadas, ha llevado a la desmovilización social y al desarme político de la ciudadanía en la certidumbre de la imposibilidad de una alternativa real de cambio. 

Por el momento, se ha acabado con cualquier esperanza transformadora de las estructuras actuales que frenan un desarrollo sostenible, acorde con el bienestar y el progreso económico y social y la supremacía de valores y de los principios éticos que inspiran la calidad democrática.

Tristemente, ha resultado imposible poner en marcha la batería de iniciativas y medidas estructurales necesarias. No se ha podido profundizar en la democracia y en la transparencia de nuestro modelo económico y administrativo, preservar la cohesión social, derogar cuanto de retroceso en derechos y libertades ha significado la perversa praxis gubernamental desarrollada por el PP, ni ofrecer, con rigor y solvencia, alternativas de cambio y reformas de calado en nuestro marco constitucional, institucional, territorial y productivo. 

Se ha perdido la posibilidad de un reparto justo de la carga fiscal que equilibrase nuestras cuentas públicas y permitiese recaudar nuevos ingresos en la diversificación de la producción, acabando con la excesiva tercerización de nuestra economía basada en una mano de obra barata y precaria y en gran parte sumergida.

Todo ello, compatible con nuestra pertenencia a la Unión Europea, a la que hay que urgir, ante el nacionalismo xenófobo y aislacionista que nos amenaza, el avance en nuevas políticas de integración, como la fiscal, exteriores, de seguridad y de defensa, así como, la persecución de la evasión dineraria hasta procurar la desaparición de los paraísos fiscales, así como la puesta en marcha de planes de inversión pública para desarrollos de infraestructuras transnacionales necesarias que primen el crecimiento equilibrado, la cohesión, la nivelación de rentas y el empleo de calidad.

Además de generar alianzas externas de complicidad con quienes apuestan por un renovado marco europeo, nuestro país está necesitado de un nuevo modelo económico que desarrolle sectores de futuro, favoreciendo la creación de empresas especializadas e innovación de las existentes. Un cambio que nos obligue a invertir en investigación, formación del capital humano y nuevas tecnologías. Todo con el fin de que se cualifique el empleo que se genere, se impida la fuga de más profesionales al exilio laboral, se mejore el reparto de la renta nacional y se incremente la productividad.

En esta línea, lejos de que cunda también en nuestro seno el desánimo, FORO 26-J se reafirma en el propósito de seguir contribuyendo desde la sociedad civil a un cambio en nuestra sociedad.

Así, a nuestro entender, son equivocadas las trayectorias y planteamientos de las fuerzas políticas a la hora de responder y actuar en la solución de los retos a los que hay que hacer frente. Como si de un suicidio colectivo se tratara, el panorama que ofrecen PSOE, Podemos o Ciudadanos no puede ser más desolador.

El PSOE, que ya venía tocado por la retirada de apoyos electorales, carece de un proyecto socialdemócrata puesto al día,  y se encuentra sumido aún más en una crisis interna de resultado letal, y tal vez irreversible, que merma su credibilidad presente y futura ¿Quién podría asegurar que en próximas elecciones votar PSOE no es sinónimo de permitir gobernar al PP?

Podemos, capitalizadores antes del 20-D del descontento y la indignación reinantes, bien pronto ha despilfarrado su capital. De un atractivo discurso transversal y de radicalidad, mostrando la raíz de los problemas que ha dejado al descubierto la crisis sistémica, ha pasado a preocuparse más por su imagen mediática que .a  resolver los problemas reales que más acucian a las gentes. Tras el 20-D, abandonó el discurso que priorizaba la regeneración y la profundización de la democracia y comenzó todo un zigzagueante camino de desconciertos que le obligó, tras el fiasco de la breve legislatura, a la absorción de la antes denostada IU de Alberto Garzón, en un intento torpe de neutralizar así la pérdida de votos que pudiera sufrir el 26-J, hasta acabar, a día de hoy, y de cara a contentar a sus confluencias territoriales con  carencia de proyecto de Estado.

En cuanto al partido Ciudadanos se refiere, su utilidad política actual es inapreciable. Emergido, teóricamente, para llevar a sectores del centro derecha y a europeístas conservadores españoles al campo de la regeneración y la reforma, frente a la corrupción y el autoritarismo estructural que imperan en el PP, se ha quedado no a mitad de camino, sino como mero suplente constantemente menospreciado y burlado por quienes no duda en apoyar.

Así pues, derrumbado el PSOE, mostrándose su atomizada militancia incapaz de levantarlo, y revelándose inepto el sector mayoritario de Podemos para atraer la sangría de votos con destino a la abstención, se puede augurar que el PP no tendrá problemas para afianzarse, a no ser que el mapa político cambie radicalmente. Y para ello lo primero es recuperar la credibilidad, la ética y la solvencia por parte de una renovada clase política regeneracionista y de izquierdas, que aporte soluciones distintas acordes con los nuevos tiempos, porque los problemas ya no son los mismos.

Y en esa tarea, y para este tiempo, FORO 26-J se plantea como prioridad contribuir a la construcción de una nueva forma de abordar la política, al tiempo que a aportar a través de equipos expertos propuestas rigurosas que posibiliten hacer viable el profundo cambio estructural y alternativo que democráticamente necesita nuestro país. En esta línea:

- Seguimos recabando la incorporación de cuantas personas por sus conocimientos, experiencias y formación, pueden dar luz aportando sus trabajos y propuestas para marchar por esta senda, poniendo el acento, en revalorizar la política, desde una perspectiva ética y de servicio público, por ser un oficio noble, suficientemente serio y trascendente y afectar su ejercicio al conjunto de la ciudadanía.

- Perseguimos la consecución de una sociedad formada, crítica y culturalmente avanzada, que precisa de libertad informativa plural, que no esté en manos ni pueda ser manipulable por lobbies oligopolístas y redes clientelares.

- Promovemos la participación política y social como servicio al interés general de la población, procurando que prevalezca lo público, la cohesión territorial, la justicia y paz social, el respeto a los derechos humanos, la equidad y la igualdad, compatibles, con toda seguridad,  con la eficacia, la eficiencia y el progreso de la ciudadanía. 


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