CONTRA EL TERRORISMO MACHISTA

CONTRA EL TERRORISMO MACHISTA

7 de noviembre de 2015 mujeres, colectivos feministas y organizaciones sociales y políticas de izquierda de todo el territorio español marchamos conjuntamente para exigir que la lucha contra la violencia machista en cualquiera de sus expresiones fuera abordada a nivel político como una Cuestión de Estado de la máxima importancia.

Hoy, inicio de 2017, cuando 44 mujeres según cifras oficiales y 104 según datos de feminicidio.net  han sido asesinadas el pasado año, y ya van dos crímenesmás en apenas cuatro días, ningún responsable político ha alzado la voz para denunciar esta situación insostenible.

Por ello, creemos necesario reiterar que la erradicación de las violencias machistas y de cualquier otra que se dirija hacia las mujeres constituye un problema que atañe a toda la sociedad, una emergencia política y social que no puede esperar ni un día más, ni un asesinato más.

Los datos ofrecidos por `ONU Mujeres´, organización de Naciones Unidas para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, indican que en el mundo: una de cada tres mujeres, , sufre violencia física y/o sexual por parte de su pareja, o de otro hombre, en algún momento de su vida; o que la violencia machista asesina y/o incapacita a más mujeres que el cáncer, la malaria y los accidentes de tráfico juntos. 

Resulta obvio que el terrorismo machista tiene un origen estructural, socialy educacional que condena a las mujeres,no sólo por razón del  génerosino, también en términos de fuerza productiva, con mayor precariedad laboral, menores salarios y limitando su acceso a puestos de dirección. Ello las convierte en víctimas directasdel dominio del patriarcado, del capital insaciable y de la dependencia del hogar y de los cuidados de menores y ancianos. 

No obstante,seguimos encontrado “ilustres compatriotas” como el magistrado del Tribunal Supremo, Antonio Salas, que ponen en duda que el origen de la violencia de género sea el machismo. Sin embargo, quienes no estamos anclados en una visión arcaica y trasnochada de la realidadno debemos dejar de denunciar ni un solo día que el terrorismo machista, que la violencia machista en cualquiera de sus manifestaciones explícitas o implícitas es intolerable. Y aprovechamos las palabras del Magistrado paradenunciar también el anacronismo que supone que entrelos 13 togados de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, que representa la cúpula de la justicia española, no haya una sola magistrada, lo que es aún más notable si consideramos que  las mujeres son ya mayoría en la carrera judicial.

Junto a la degradación que no cesa del “Estado de Bienestar” hay que unir, en este nuevo orden instaurado por el PP y quienes apoyan o facilitan su gobierno con acuerdos máso menos puntuales, más o menos implícitos, el horror al que se ven sometidas un gran número de mujeres que, en nuestro país, a la pobreza y a la desesperanza unen la violencia cotidiana que demasiadas veces culmina en el más cobarde asesinato.
Procede reconocer la violencia que sufren las mujeres como una Cuestión de Estado, elevando la denuncia de estas conductas a una posición superior a la  actual. Debemos conseguir quela repulsa y las acciones policiales, judiciales y penitenciarias contra los maltratadores, así como las medidas de prevención y educación integrales desde la juventud y la infancia,sean efectivas. No se puede  esperar a que se ejecuten esos asesinatos anunciados que no son más que el fruto de la impunidad de que disfrutan los maltratadores.

Desde FORO26J exigimos la creación de un órgano de emergencia de naturaleza gubernamental, pero dependiente del Congreso de Diputados,yde carácter  permanente para coordinar en esta materia la acción de todos los poderes públicos y los medios de comunicación con el fin de concienciar a la sociedad sobre esta lacra a combatir. 
Del mismo modo, para la prioritaria protección a las víctimas, abogamos por dotar de mayor financiación para luchar contra la violencia machistaa todas las Administraciones; reforzar la atención y reparación a las mujeres víctimas y a sus descendientes;una mayor beligerancia en los centros educativos y universitarios a la hora de hacer transversal la formación en igualdad  y contra la violencia machista; y, finalmente, la firma de un Pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas que incluya un Plan de Actuación, real y estructural, con el objetivo de que no haya una sola víctima más de esta barbarie en nuestro país. 

Nuestraexigencia afecta especialmente a los partidos de carácter progresista, que por respeto a aquello que dicen defender deberían adoptar un compromiso real, claro y directo con esta lacra, llevándola a la cabecera de sus discursos y de sus actuaciones.